El 1 de agosto se conmemoró el Día Mundial de la Alegría. La vida se caracteriza por oscilar entre vivencias agradables y desagradables, a las cuales les damos un significado conforme las experimentamos. Además, es esperable tener que afrontar experiencias difíciles o que representan un conflicto a resolver.
Ante esto, muchas personas coinciden en que más importante que los hechos, es la actitud que manifestemos ante ellos, puesto que hay personas que tienden a centrarse más en el problema, mientras que otras optan por tomarse la vida con humor y a la vez ocuparse de actuar responsablemente.
Como hemos mencionado anteriormente, en la adultez mayor con frecuencia las personas aprenden a distinguir lo trascendental de lo superficial. Por lo que muchas de ellas presentan un espíritu alegre y optimista, en tanto, valoran más la vida y los lazos afectivos. Esta actitud es la que hoy queremos destacar y a continuación ofrecemos tres formas por medio de las cuales las personas adultas mayores pueden pasar ratos alegres.
a) Observar contenido divertido
Ya sea por medio de la televisión, radio o YouTube, es posible entretenerse por medio de contenidos de humor que fomentan risas o carcajadas para salir de la rutina y estimular la serotonina, conocida popularmente como la hormona de la felicidad.
b) Contar anécdotas
¿Quién no ha disfrutado ya sea escuchando una divertida anécdota o rememorando algún recuerdo alegre? Como se dice: recordar es volver a vivir y ya sea que estas historias sean recientes o que hayan pasado muchos años, no es posible evitar sentirse alegre o reír intensamente. Estos ratos son invaluables y proporcionan momentos de calidad con seres queridos, al transmitir historias y proporcionar entretenimiento en medio de un tiempo en que se consumen tantas noticias relacionadas al estrés, la incertidumbre y la preocupación.
c) Seleccionar la parte positiva de las experiencias
Esto más que una actitud o una decisión, es un estilo de vida. El cual se relaciona con la enseñanza popular de ver el vaso medio lleno y no medio vacío. O, dicho de otra forma, ver los problemas u obstáculos como oportunidades o como experiencias que por más negativas que fueran, siempre tienen una enseñanza o un lado positivo. Esto se relaciona con el concepto de resiliencia, el cual corresponde a la capacidad de las personas de sobreponerse ante cualquier acontecimiento y salir adelante.