Durante nuestra vida cada uno de nosotros ha experimentado momentos de bastante tensión, ya sea por nuestro trabajo, estudio, relaciones humanas entre otros ¿Cómo afrontar estos momentos?
Probablemente hay situaciones ante las cuales es más fácil tener calma y resolver el problema de forma asertiva, en otras pensamos que “no hay otra solución más que ser agresivo”, el poder elegir en como reaccionar ante estas situaciones es lo que se conoce como inteligencia emocional.
¿Qué es la inteligencia emocional? Según Martín (2018): “es la capacidad de la aceptación y la gestión consciente de las emociones, teniendo en cuenta la importancia que tienen todas las decisiones y pasos que damos durante nuestra vida, aunque no seamos conscientes de ello.” (p.7)
Por lo tanto la inteligencia emocional es un proceso que está involucrado durante lo largo de la vida. Por lo que es posible desarrollarla siendo adultos mayores, adolescentes, entre otros.Una de las características de ser adulto mayor, es que a partir de los cambios bio-psico-sociales, la forma de vivir de la persona varía, por ejemplo: pasa de laborar en sus empleos para disfrutar de su retiro, esto genera que la persona adulta mayor tenga oportunidades de realizar actividades que antes no.
Esto puede generar tensión en algunos adultos mayores, ya que como es esperable, el cambio causa temor o molestia en algunas personas; esta situación podría generar que su reaccionar ante sus familiares y amigos no sea como la de costumbre.
¿Qué hacer como familiares ante esta situación? Lo primero es tener empatía y comprender el proceso que el adulto mayor está viviendo. Poder entender esto es vital para poder comunicar de forma asertiva a nuestro adulto mayor nuestro pensar.
Lo segundo es poder mostrar nuestro apoyo al adulto mayor, mencionarle lo que sentimos y pensamos ante cierta situación. Y tercero es que la persona comprenda que hay alternativas para decir las cosas.
Si hay momentos en que nos sentimos bastante molestos para poder dar una respuesta asertiva, lo mejor es tomarnos un tiempo para poder respirar y reflexionar, para luego hablar con más calma. Otra forma es entender que hay formas de decir las cosas.
Siempre es recomendable mencionar los puntos fuertes y positivos de primero y las cosas “malas” mencionarlas como aspectos de mejora, por ejemplo: no es lo mismo decir “eres una persona que se mete en lo que no te importa, no quiero hablar” a decir: “agradezco mucho el interés en ayudarme con esta situación ¿Podríamos hablar sobre esto en otro momento?
La inteligencia emocional es un arte y afortunadamente podemos desarrollarla todos durante lo largo de la vida, además que nos da muchos beneficios como relacionarnos mejor con las demás personas, poder solucionar problemas de forma asertiva, poder reflexionar mejor sobre nuestros pensamientos y emociones, comprender la razón del comportamiento de los demás hacía mí, y por ende adquirir mayor tranquilidad.
Finalmente, hacer una reflexión de cómo reaccionamos a los problemas, nos puede evitar tener otros más, solo es cuestión de hacer de esto un hábito y tenerlos en constante práctica. ¿Le funcionan estás recomendaciones? Deseamos saber sus experiencias por medio de nuestras redes sociales.
Referencias bibliográficas:
Martín, E. (2018). Inteligencia emocional. Editorial Elearning, SL.