El término envejecimiento activo (EA) fue acuñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales de la década de los 90s. El principal objetivo fue ampliar el concepto de envejecimiento saludable que se manejaba en ese entonces, pues dicho término se enfocaba más en factores sociosanitarios y médicos de las personas. Por esa razón, se amplió el concepto para visualizar la salud de las personas como un proceso integral y multifactorial (Ramos, Monteagudo y Miranda, 2016).
Para la OMS, el envejecimiento activo es aprovechar las oportunidades para disfrutar del bienestar físico, psicológico y social durante toda la vida. Dicho concepto, no sólo contempla el envejecimiento desde la atención médica, sino más bien incluye factores conductuales, psicológicos, económicos y socioculturales implicados en el envejecimiento poblacional.
El objetivo del envejecimiento activo es extender la calidad de vida, la productividad y la esperanza de vida en edades avanzadas. Por ello, fue pensado para promover la participación y darle a la actividad social un papel esencial durante el envejecimiento.
El EA fomenta la participación de las personas en: a) actividades recreativas y artísticas, b) el voluntariado o actividades remuneradas, c) actividades culturales, políticas y sociales, d) actividades educativas y de formación a lo largo de toda la vida y e) el compromiso con la comunidad y con la propia familia (Ramos, Monteagudo y Miranda, 2016).
Asimismo, el envejecimiento activo es una estrategia de promoción de la salud que se guía por los principios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) quienes indican que la salud de las personas debe contemplar la independencia, participación, asistencia y seguridad. Todos ellos pilares importantes para la promoción de la salud dirigida a disminuir los factores de riesgo y fortalecer la protección para que las personas disfruten de una mejor calidad de vida (Ramos, Monteagudo y Miranda, 2016).
Por esa razón, la promoción del envejecimiento activo es una respuesta inteligente y necesaria a la revolución demográfica que supone un mundo cada vez más envejecido. El EA es un medio para que las personas puedan alcanzar una adultez mayor de forma saludable e independiente, lejos de enfermedades o discapacidades que resten su autonomía.
Referencia
Ramos, Ana., Monteagudo, Mirtha., Miranda, María de los Ángeles. (2016). El envejecimiento activo: importancia de su promoción para sociedades envejecidas. Rev. Arch Med Camagüey. 20(3), 330-337.