Sabemos que el bienestar personal en la etapa de la adultez mayor está relacionado con varias áreas, entre ellas: la salud física y mental, el apoyo social y la seguridad económica. En esta ocasión nos enfocaremos en esta última, la cual es definida por Guzmán (2003) como: “la capacidad de disponer y usar de forma independiente una cierta cantidad de recursos económicos regulares y en cantidades suficientes para asegurar una buena calidad de vida”.
La seguridad económica se construye a lo largo de la vida mediante la historia laboral y familiar (Madrigal, 2010). Es producto de las decisiones tomadas, pensando en el futuro y especialmente en la adultez mayor.
En la actualidad, es importante conocer cómo administrar los recursos económicos de una forma adecuada y sobre todo, porque la pandemia por covid-19 ha afectado también la economía de las personas; por lo que continuación, les brindamos dos sugerencias al respecto:
a) Ahorro programado:
Es un ahorro en el que la persona define con el banco de su preferencia que monto y a qué plazo desea ahorrar. Esto le permite juntar una cantidad de dinero ya sea para realizar alguna compra importante o para tener un fondo ante cualquier necesidad. En el caso de las personas adultas mayores, les asegura contar con un respaldo y mayor autonomía financiera.
b) Presupuesto rígido-flexible:
Se trata de realizar formalmente un presupuesto en el que se detallen y categoricen los gastos mensuales de acuerdo con su nivel de prioridad. Se incluyen los gastos fijos, como por ejemplo, la compra de alimentos, el pago de servicios, entre otros. Pero también es importante destinar dinero no solo a las obligaciones o responsabilidades sino también tomar en cuenta la inversión en salud física, mental y el esparcimiento. Además, es conveniente dejar un monto libre para cualquier eventualidad.
A partir de ahí, es necesario apegarse a lo establecido y de esta forma, poder cumplir con cada gasto. Se requiere tener flexibilidad para hacer frente a un gasto o necesidad inesperada y rigidez para mantenerse dentro de lo presupuestado. No obstante, la sugerencia ante un gasto inesperado es priorizar siempre las responsabilidades categoría 1.