Durante toda la vida, los seres humanos depositamos afecto en personas, animales, objetos y experiencias significativas, no obstante, ninguno de ellos perdura por siempre, por lo que es común tener que desprendernos de eso que tanto amamos. Después de esa pérdida sucede un periodo en el que debemos habituarnos a la ausencia y eso es lo que se conoce como duelo.
En este mes decidimos conversar sobre este tema debido a que desde hace más de un año hemos estado viviendo inmersos en una situación difícil y muchas familias han tenido que despedir a seres queridos, por lo que queremos a continuación brindar algunas recomendaciones que pueden ayudar a las personas adultas mayores a elaborar este proceso, sabiendo que cada persona experimenta el duelo de forma particular y que algunas veces es conveniente acudir a un profesional en psicología para recibir guía.
a) Tener paciencia
Elaborar un duelo requiere tiempo y no es proceso lineal, sino que es normal que se manifieste con altibajos, es decir que haya momentos más intensos seguidos de otros donde se tiene más calma.
Hay que reconocer se trata de un periodo complejo y con características particulares según cada persona, por lo que tanto quien lo vive cómo quienes están alrededor deben tener paciencia al respecto.
b) Experimentar las emociones
A nivel cultural existe una tendencia a censurar la expresión del dolor y el sufrimiento, no obstante, lo más saludable es que la persona que se está reponiendo de una pérdida se sienta libre de estar triste y desanimada, sin recibir comentarios alusivos a que debe estar feliz o buscar una forma de entretenerse. Lo anterior, significa respetar el duelo de la persona que ha perdido un ser querido y que tiene derecho a vivir su tristeza.
c) Conservar las redes de apoyo
Es común que quien vive un duelo sienta el deseo de estar aislado y si bien esta decisión es válida, no debe llevarse al extremo, ya que es necesario que perciba el apoyo por parte de sus familiares y amigos, y especialmente, de quienes también sufren la pérdida. De modo que puedan acompañarse y entenderse entre sí.
Estas tres recomendaciones pueden ayudar a las personas adultas mayores que han experimentado una pérdida de un ser querido a pasar por esta vivencia difícil sin sentirse culpables por sus emociones, sino más bien sentir el acompañamiento de quienes le aman y están pendientes de sus necesidades.